jueves, 29 de agosto de 2013

Sí a la Tentación

Me preguntaron que a qué me dedicaba, les contesté que era marino, buscador de pistas...Pero en seguida me di cuenta del error...¿Pistas? ¿Pistas de que? Pistas del escondite del tesoro...¡eso! ¡Soy buscador de vida! ¡De felicidad! De tesoros, vamos...

Y así comencé mi historia de cómo llegué aquí...

Si me preguntan por qué decido hacer este viaje, no es porque tenga pensamientos suicidas, ¡no se equivoquen!Es porque aprecio demasiado mi tiempo de vida...Una de mis notorias características es que normalmente, antes de subirme a un barco me aseguro de conocer a todos y cada uno de sus tripulantes, tomo clases de natación, llevo guía de "en caso de naufragio" compruebo los botes salvavidas, los chalecos, los flotadores...Hablo con el capitán sobre sus años de experiencia, pregunto el número de travesías realizadas por el barco, me informo de anteriores averías, hablo con los ingenieros navales que construyeron semejante máquina, bajo a calderas, me estudio cartas de navegación y nudos marineros, recargo bengalas y negocio con piratas para evitar el abordaje...Aún así de vez en cuando se me escapa algo... soy el nuevo Colón que pretende Indias y acaba en América, y al siguiente viaje procuro ser aún más meticuloso y hablar con más gente, conocer más perspectivas y atar bien cabos...¡Nunca logro el objetivo de llegar a la isla del tesoro que imagino!
Sin embargo he descubierto que las dos veces que me sorprendió el tiempo y me pilló la tormenta fueron las dos veces que más codicié mi vida, que más disfruté el momento, que más quise parar el tiempo, que más consciente fuí de lo que estaba sintiendo...

Y por eso ahora decido embarcarme, así de esta manera, porque señores, quiero probarme; quiero desde la más razonable locura, abandonar el timón y dejarme arrastrar por la marea con el instinto de supervivencia como única guía de estrellas, quiero impulso, instinto, tentación cumplida, quiero un viaje al paraíso de la deriva...Porque la pista final es que me he dado cuenta, de que la auténtica felicidad es la vida, que no necesito buscar tesoros si viajo en un barco volador de piedras preciosas y oro...

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