domingo, 20 de octubre de 2013

Los no-novios de Olivia

Así se titulaba un libro que leí de pequeña...No recuerdo muy bien la trama, creo que iba de una chica, Olivia; con una retahíla de pretendientes...Y salía con todos, y ninguno era su novio, ¿una guarrilla? Es posible, una jeta cuanto menos...Al final no recuerdo si acababa de novia con uno o si se quedaba más sola que la una.

"Los nonovios de Olivia" no me viene a la mente por la moraleja de su contenido, sino exclusivamente por lo llamativo de su título...Esto me pasa por pasarme los días oyendo lo que quiero escuchar, y bla bla, bla... y yo haciendo el anti- esta vez al ultrareverso del mundo; y suena pepito grillo en mi cabeza, en la cocina, con su cerveza "si alguien me dijera un NO, todo cambiaría..." Pero es mentira, estoy harta de oír mil y un advertencias y de pensar eso de "pobre idiota, que claras se ven las cosas desde fuera..." Y sin embargo aquí sigo; que me dejo llevar (y he aquí la reflexión del título del dichoso libro) ni por corazón, ni por cabeza; puro impulso y las ganas de quitar las etiquetas a todo, ¡nunca fueron tan innecesarias! Y es que ni corazón sabe, ni a cabeza le parecen buenas, que quien se ata a títulos sufre de pura lógica como el niño al que quitan SU piruleta; pues ale, ¡todas fuera!
Que sencillas me parecen ahora las cosas, que bueno este anti-, que bien si fuese cierto, que bien si fuese algo bueno...Si fuese real sería perfecto, esta innecesidad es lo que quiero, porque aunque no lo tengo nada claro, no me hace falta saberlo, de momento; mientras no me llene de cortes, ni de veneno y vaya muriendo...comodidad pura y dura, no miro para los lados, no me cuesta no hacerlo, no me llama la atención nada, no encuentro tentación, porque estoy más cerca de Olivia que de lo políticamente correcto.

Que cuando tenía firmado con sangre un contrato de amor a prueba de viajes estaba igual de decidida y lo tenía también cero claro; pero que al menos ahora estoy súper agusto con lo que estoy no firmando...que siento que dejarme arrastrar por esta corriente me llevará más pronto a tierra que cuando iba nadando, y que si no es así, bueno...al menos disfrutaré flotando.
Que no necesito candados, que visto lo visto, no hace falta que venga nadie a robarme la bici nueva, que ella solita se puede ir rodando y ale, ¡ahí te quedas! Ahora me río de lo patético de esta falsa seguridad de contratos; la etiqueta sin el -no- que absurdo, que se que este es mi brazo porque lo tengo pegado al cuerpo, porque lo muevo cuando yo quiero, no porque tenga nombre ni apellidos...El verdadero amor se traduce el solito en un -no- de estos, sin falta de ningún texto...Sea lo que sea, me está sirviendo para clarificar eso, hasta que no note que estoy así de agusto ¡que se vayan todos al cuerno!
¡Y claro que hay cosas que echo de menos! Pero no me compensan ni para una sola cuerda, que luego se enredan, me dejan sin aire, persiguiendo el humo del tubo de escape del coche que sin mí se marcha, ¡de eso nada! ya toca ir aprendiendo que mejor sola que mal acompañada.

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